El diputado de las islas de Lanzarote y La Graciosa y presidente insular de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-BC), Yoné Caraballo, quiere reivindicar en el quinto aniversario de la pandemia por Covid-19 el “espíritu de unión” del pueblo lanzaroteño que se expresó en esos dramáticos meses de confinamiento.
Para Caraballo, que vivió como enfermero del Hospital Molina Orosa el colapso sanitario, “la pandemia nos recordó, por un lado, las vulnerabilidades que poseemos como sociedad insular; pero por otro nos enseñó que con unión y un buen sistema público podemos hacer frente a las adversidades”.
“Es importante recordar que fue el sistema público quien nos proporcionó seguridad en materia sanitaria, desplegando un escudo social sin precedentes tanto en personal como en recursos económicos”, comenta Caraballo, que considera que “un buen ejemplo fueron las vacunas proporcionadas de forma gratuita y en función de la vulnerabilidad de cada sector poblacional. Un método de justicia social que no tenía en cuenta la renta, el origen o la clase social”.
Según el canarista, “en aquellos meses creíamos que íbamos a salir con mayor concienciación hacia el sistema público, el valor de la comunidad, la importancia de la ciencia y la democracia”, no obstante, subraya Caraballo, “hemos visto como se ha extendido el negacionismo científico, climático e, incluso, democrático, poniendo en cuestionamiento servicios tan básicos como es la sanidad pública”.
“En la actualidad”, prosigue el diputado, “estamos viendo cómo los partidos de la ultraderecha proclaman recortes en servicios públicos esenciales apelando al “sálvese quien pueda” o “quien tenga que se lo pague”. Imaginemos por un momento qué hubiese sido de nosotros si en la pandemia hubiésemos aplicado este método. Ninguno de nosotros podríamos haber hecho frente ni a las vacunas ni al parón laboral”.
Por otro lado, el canarista quiere hacer mención a los 70.000 canarios con Covid persistente que están luchando por su reconocimiento como enfermedad por parte del Instituto Nacional de la Seguridad Social; que se les adapte sus puestos de trabajo; y medidas para corregir el infradiagnóstico en miles y miles de personas que tras la infección, continúan con síntomas, incluyendo a niñas/os y adolescentes.