El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha mostrado convencido de que el PSOE «no va a acabar avalando» la propuesta para que ERC apoye la investidura de Salvador Illa como presidente catalán a cambio de gestionar el cien por cien de los tributos en esa Comunidad Autónoma.
En una declaración institucional y sin preguntas desde el Palacio de Fuensalida, sede del gobierno autonómico, ha dicho que el documento, que solo se conoce por lo que ha dicho ERC y no el propio PSOE según su argumento, no le vincula y no le representa. «No puede prosperar en el Congreso. No lo puedo apoyar y confío en que mi partido no lo tolere».
Ha asegurado hablar desde una perspectiva «muy personal», y ha comenzado asegurando ser «una persona agradecida a la universalización» de los «saltos sin parangón» de las últimas décadas. Es desde ese agradecimiento desde el que siempre ha defendido «ofrecer a los españoles una hermosa flor, y no solo las espinas».
«Voy a fijar posición personal, política e institucional en torno a las declaraciones que escuché de ERC. No puedo fijar posición sobre ningún documento del PSOE, porque no lo conozco. Veo solo borradores, y he visto un comunicado muy genérico que, sinceramente, se lo puede llevar el viento de cualquier cambio de opinión pasado mañana», ha dicho para defender que solo se conoce los extremos del acuerdo por la versión de ERC.
Así, enfatizando en que su posición fijada este miércoles va en torno a lo propuesto por ERC, ha abundado en que confía en que el deseo independentista de gestionar la caja de los impuestas desde Cataluña «no pueda prosperar».
Una «esquerra» que es lo «menos esquerra» que él puede imaginar, ya que representa «lo que no representan los partidos de izquierda, porque lo que buscan es la independencia».
Así, el problema «no está en ERC, si no en quien deja de lado sus convicciones». «Creo que lo mejor que le puede pasar a Cataluña es que Salvador Illa sea president. No solo me merece todos los respetos y se merece ganar como ha ganado. Eso debiera darle paso a poder gobernar y estoy convencido de que Illa, con tiempo y tranquilidad, desmontaría los montajes del independentismo», ha aseverado.
Eso sí, ha pedido un «esfuerzo entre todos» para que «lo mejor para Cataluña no termine siendo lo peor para el resto de territorios de España», si bien ha pedido hacer posible la investidura de Salvador Illa «sin que el coste, el sacrificio y la resignación la tengan que pagar el resto de territorios de España, y particularmente el PSOE en todos los territorios de España, a quien no se podrá obligar a defender en la calle lo indefendible».
Con todo, apuesta por un Salvador Illa que sea el «presidente de la normalización en Cataluña», que lo será «para España».
Ha sugerido que ahora él mismo recibirá críticas de «facha» o «de derechas», pero se ha erigido como un luchador contra la derecha. Sin querer «dar lecciones a nadie», ha respondido veladamente a la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría: «Me acusan de ser el de siempre, y no pido perdón. No estoy cambiando permanentemente de opinión. Si piensan que me ofenden, se están equivocando», ha dicho sin citar a la también ministra.
También ha vaticinado cómo alguien dirá que primero tienen que votar los militantes de ERC antes de que venga «la letra pequeña» del acuerdo, algo que a él, no le vincula. «En las ideas que defendemos no se plantea si quiera esta operación de ataque contra la igualdad».
Tras reconocer que el independentismo quiere romper España, defiende que el socialismo se fundó «para acabar con la desigualdad»; por lo que no tiene sentido que ahora el PSOE «la promueva».
«Muchos me van a decir de todo y muchos dudarán de que un papel no firmado que ni siquiera ha sido presentado en público acabe siendo papel mojado, pero ya es bastante grave la argumentación de ERC», lamenta.
Este episodio es para García-Page «una serie continuada de la misma película», pero «desde los indultos, desde la reforma del Código Penal de acuerdo con los delincuentes para rebajar la malversación y desde la amnistía, todo ello en contra de lo prometido a la ciudadanía, se puede llegar a esto».
Esto es posible porque los guionistas «son los independentistas», y si bien ya es «grave» todo «lo anterior», ceder la gestión de los impuesto lo es «más todavía», porque afecta «al bolsillo».
«Es el ejemplo de egoísmo y de desprecio al resto de España. La riqueza nacional es de todos, que nadie caiga en la trampa de decir que hay una riqueza de Valencia, de Galicia. La riqueza nacional es la expresión más depurada de la soberanía nacional», ha dicho antes de «rechazar por completo el planteamiento de balanzas fiscales, que es inasumible».
Siguiendo en esta línea, ha abundado en que los impuestos «los pagan los ciudadanos, no lo ayuntamientos, y no la Generalitat». Como «los paga la gente», los que pagan no hacen «un ejercicio de solidaridad», ya que se pagan «porque son obligatorios».
Es por eso que no se puede «echar la cuenta» región a región, ya que «es absurdo» plantearse departamentos o puertas fiscales en las comunidades autónomas.
En este punto, se ha preguntado la razón por la cual la izquierda siempre defiende que paguen más los que más tienen y ahora «no valga también para los territorios».
«¿Por qué abrimos la puerta a que una comunidad diga que tiene que recibir lo mismo que aporta? Es obsceno y bochornoso este planteamiento», ha agregado, apuntando que la «seña de identidad» de la izquierda ha sido «abanderar la progresividad de los impuestos». «Botín no tiene que recibir lo que paga», ha dicho como ejemplo gráfico.
El sector independentista ahora está haciendo «lo de siempre», y desde un punto «xenófobo», según García-Page, que apuntala su argumento de que lo que hace ERC «no es de izquierdas».
Ahora, ha dicho, se pasa al mantra independentista de que «España nos roba» a que ellos «gestionen la caja», algo que no han hecho «ni los hombres de negro de la Unión Europea».
Agencias EP