Investigadores de la Universidad James Cook han logrado un avance significativo que les permite convertir los microplásticos en un material de gran valor, el grafeno. Este es un material de carbono de un átomo de espesor que es más duro que el diamante, 200 veces más fuerte que el acero y cinco veces más ligero que el aluminio, con propiedades de superconductividad y cuyo uso está en auge en varias industrias.
Algunos desechos plásticos se degradan en fragmentos más pequeños, que a menudo alcanzan tamaños de micrones. Estos microplásticos son conocidos por su naturaleza no degradable e insoluble en el agua, se integran en las cadenas alimentarias marinas y humanas, y son una amenaza en evolución para los peces, los animales y los seres humanos.
El equipo trituró botellas de plástico para convertirlas en microplásticos y luego utilizó la nueva técnica de síntesis de plasma de microondas a presión atmosférica para convertir los desechos en grafeno.
«Aproximadamente 30 mg de microplásticos produjeron casi 5 mg de grafeno en 1 minuto. Esta tasa de producción es notablemente más alta que la lograda anteriormente y ofrece una alternativa más simple y más respetuosa con el medio ambiente que las técnicas actuales», dijo en un comunicado el Dr. Adeel Zafar, autor de la investigación.
Dijo que la investigación marca un hito significativo en el campo. El grafeno producido podría usarse para varias aplicaciones, incluida la fabricación de varios sensores y la purificación del agua, incluida la absorción de sustancias perfluoroalquiladas, conocidas como PFAS.
«La investigación no solo es pionera en un enfoque novedoso para la síntesis de grafeno, sino que también contribuye al objetivo más amplio de mitigar los efectos adversos de la contaminación por microplásticos en nuestros ecosistemas», afirmó el profesor Jacob. El estudio se publica en la revista Small Science.