¡Julia Aparicio, la mejor…y la peor! por Lorenzo Lemaur

Julia Aparicio (1969) jugó 23 partidos con la selección española absoluta y marcó 42 goles. Es, sin duda, la mejor jugadora de balonmano que ha salido de Lanzarote, en los 55 años de este deporte en la isla. Pero, a la vez ha sido quien peor ha administrado las cualidades y oportunidades que la genética y la vida le brindó.

Desde que se iniciara el popular proyecto Objetivo 92 estuvo en la lista de jugadoras para ser olímpica en Barcelona 92 pero, sin querer, ciertamente por culpa de las circunstancias, eligió el camino de la droga y arruinó su carrera deportiva y, lo peor, su vida.
Julia Aparicio fue la primera deportista de Lanzarote que desde joven entró en los programas de una federación española de cualquier deporte. En 1986, con 17 años acude por vez primera a una concentración de promesas de la Federación, junto con María del Mar Reyes Betancort. Entonces se incorpora a los equipos nacionales jugando 3 partidos en la selección juvenil y 5 con la júnior antes de empezar a formar parte con 19 años de la selección absoluta con la que debuta el 5 de septiembre de 1988 en un torneo jugado en Islandia, marcando 4 goles. Jugó su segundo partido dos días después, en el mismo torneo marcando otros 4 goles. Luego siguió formando parte del equipo nacional hasta los Juegos del Mediterráneo de 1991, jugando su último el 5 de julio contra Yugoslavia.
Se inició en el balonmano en su colegio, el Generalísimo Franco, de la mano de su profesor de educación física Guillermo González, siendo además una buena atleta, en concreto en la prueba de vallas.
A la edad cadete se incorpora a la Escuela San José Obrero jugando hasta su primera temporada juvenil. En su segundo año juvenil, temporada 1987-88, se incorpora a la disciplina del Vifirehati, que acababa de ascender a división de honor.
En la temporada 1988-89 es fichada por el Amadeo Tortajada, entonces segundo gran equipo del balonmano femenino español.
Jugando en Valencia, por lo que fuera, mayormente las circunstancias de una chica canaria de 19 años conviviendo, sola, a 2000 kilómetros de su familia, conviviendo con jugadoras profesionales veteranas; el camino de Julia se torció cayendo en la droga fruto de ello en la delincuencia, entrando al menos dos veces en prisión, la primera en Las Palmas y la segunda en Lanzarote. Ello derivó en la indigencia y la prostitución y en la actualidad, paciente de problemas mentales crónicos, botada por las calles de Arrecife.
Después de Valencia, en un intento de regeneración, jugó un año en el Salud de Tenerife, donde la armó. Ya en Lanzarote estuvo algún tiempo conmigo de ayudante con los equipos de base de chicas. Pero, su voluntad no le alcanzaba para hacer y cumplir con lo que manifestaba que le gustaba.
En al  menos dos ocasiones tengo constancia de que se le practicaron sendos abortos. Igualmente, dos reputados psiquiatras me manifestaron que su deterioro mental es crónico, irreversible e incomparable con la conveniencia con otras personas.
En el año 2018 todo el balonmano femenino de Lanzarote se confabuló para el reto de salvar a Julia. Durante tres meses, 24/7, la mantuvimos custodiada con la intención de que se limpiara para ingresar en la Comunidad Terapéutica de Zonzamas. Se logró. Ingresó y aguantó menos de una semana.
Aún así, seguimos. Se hizo recolecta. La residencia Cardona colaboró, pero no fue posible.
Ahora, de nuevo, vive en la indigencia por las calles del centro de Arrecife y tanto la Federación Española de Balonmano como las instituciones insulares han renegado de ella. Hasta el punto de que en el acto celebrado con motivo de un partido oficial de las Guerreras en el Pabellón Municipal de Tías, la Federación hizo un muy merecido homenaje a la también lanzaroteña internacional Agueda Batista, escondiendo los mismos méritos que Julia Aparicio. Claro, resultaba feo para el presidente de la RFEBM y de la Federación Canaria juntarse en el centro del Pabellón con una drogadicta indigente. Solo la presidenta del Parlamento de Canarias, la también lanzaroteña Astrid Pérez, tuvo unas palabras cariñosas para Julia en sus redes sociales.
Pero, aunque todos somos conscientes de la muy completa realidad de Julia Aparicio y de la práctica imposibilidad de hacer algo por ella, es indudable que aquella niña de La Vega que soñó con jugar en la Selección, y que lo logró, goza del amplio cariño de quienes la conocimos jugando a balonmano y de la sociedad de Lanzarote en general.