José María Espino fue maestro de la escuela de Mácher desde 1961 hasta 1968 y su busto, fundamentado en libros, da la bienvenida desde ayer a la plaza del pueblo. Sus antiguos alumnos, respaldados por el Ayuntamiento de Tías a través de la concejalía de Cultura que gestiona Pepa González, impulsaron un acto de reconocimiento cargado de emotividad para destacar su “profesionalidad y humanidad”.
Con la presencia de familiares, amigos y antiguos alumnos, el acto de homenaje e inauguración del busto estuvo presidido por su hijo, Pepe Espino, un representante de los antiguos alumnos, Sergio Saavedra, la autora del trabajo artístico, Cintia Machín, y el alcalde de Tías, José Juan Cruz. Además, actuaron Ciro Corujo, Domingo El Colorao, Adrián Niz y José Vicente Pérez.
El alcalde de Tías, José Juan Cruz, declaró que el homenaje nació de la iniciativa de un grupo de antiguos alumnos empujados por José Antonio Cedrés para organizar, en agosto del pasado año, un encuentro con José María Espino. Tanto en ese encuentro como en el acto de ayer intervino, en representación de estos alumnos, Sergio Saavedra, quien describió con versos al “maestro de maestros” y al “forjador de ilusiones”.
Pepe Espino hijo, también maestro, recordó la “puntería milimétrica” de su padre con las tizas y, en referencia a los últimos años de su padre, subrayó la dedicación de su madre, Asunción Hernández, y la amistad de la doctora Carmen Santolaria, además de la posterior conexión con la escultora Cintia Machín.
Cintia Machín explicó que “trabajar en estrecha colaboración con la familia y amigos de don José María Espino no sólo me ayudó a comprender mejor su impacto en la comunidad, sino que también enriqueció el proceso creativo al aportar sus propias historias y recuerdos. Fue un honor contar con su participación y contribución en la creación de esta escultura, que ahora se erige como un tributo duradero a su memoria”.