Catorce años sin José Saramago

Catorce años sin José Saramago

José Saramago hablaba de una ceguera social que en Lanzarote y, por qué no, en el mundo entero, no ha hecho más que crecer desmesurada y descaradamente desde que el nobel portugués falleció. Esa gran pérdida ocurrió hace catorce años, el 18 de junio de 2010. Saramago nos dejaba huérfanos de muchas cosas.

 

Dicen que, desde que José Saramago murió, el mundo de las letras se vistió de luto pero, casi tres lustros después, tenemos mucha más oscuridad en casi todas las facetas de nuestras vidas. Su esplendoroso olivo es testigo de ello, descansando frente a las aguas del Atlántico. Afortunado el, pensaría Saramago, pues vivirá lo suficiente para terminar de confirmar sus sospechas.

 

Los medios de comunicación seguro que hoy le recordarán con cariño. En las últimas semanas se hablaba del Programa Universitario “José Saramago” de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), del sello que le dedicaron en Correos hace unos meses o de cómo decenas de viajeros iberoamericanos consideran parada indispensable A casa de Saramago en Tías pero, desgraciadamente, en algunos locales pasa casi desapercibido.

 

Saramago decidió “exiliarse” en Lanzarote, la convirtió en su casa y debemos sentirnos honrados por semejante decisión. A día de hoy, resulta incontestable que nuestro vecino era uno de los grandes escritores del mundo, autor de libros como El Evangelio según Jesucristo y Ensayo sobre la ceguera. Maldita ceguera que nos asola. Catorce años ya sin Saramago.