“(…) han puesto en marcha lo que el gran escritor italiano Umberto Eco, llamó la máquina del fango. Esto es, tratar de deshumanizar y deslegitimar al adversario político a través de denuncias tan escandalosas como falsas”.
Estas palabras en la carta de mi tocayo Pedro Sánchez han dejado en vilo a la bancada socialista por su ficción de posible dimisión en diferido para este lunes, provocando una calculada y más que prevista oleada de solidaridad y adhesiones en todas agrupaciones socialistas de España y que, en el caso de Canarias, me han inspirado un sueño de enorme emoción.
Soñé que pedirían perdón al presidente Fernando Clavijo, en particular de quien fuera secretario general del PSOE en Tenerife, diputado y senador, y hoy sonrojante presidente del Comité de Ética y Garantías del PSOE, Santiago Pérez.
Soñé incluso que la secretaria general del PSOE en Lanzarote, hoy diputada nacional, Dolores Corujo, se disculparía por las indecentes denuncias que inventó y amplificó contra mí a base de pagar a medios afines, mientras se mantenía en el poder gracias a una operación de transfuguismo sufragada con fondos públicos. Todo ello en contubernio con el gobierno del entonces presidente, y hoy ministro, Ángel Víctor Torres.
Menos mal que tras tanta denuncia –todas ellas archivadas–, en la primera oportunidad que tuvo el pueblo canario, repuso a Fernando Clavijo en la Presidencia y apartó de ella a Dolores Corujo.
Soñé, sí, pero era solo eso: un sueño. Porque, a pesar de que nos apartaron de la carrera presidencial –de Canarias y de Lanzarote– con inhumanas, ilegítimas, falsas y sucias denuncias, por usar los mismos términos que sobre sí mismo lamenta el amado líder socialista, sé que jamás pedirán perdón y continuarán con esta victimista campaña, porque su líder está sufriendo lo que el PSOE lleva aplicando toda la vida al resto de sus adversarios políticos.
He conocido a buenas personas en el PSOE en Canarias y, de un tiempo a esta parte, también fuera de ella y, honestamente, creo que han empatizado con Sánchez y su desazón debido a los ataques familiares. Yo también lo hago, pero no he dudado ni un solo instante de que se trata sólo de una más de las puestas en escena de este animal político para quedarse, sacrificándose por España –entiéndaseme la ironía– y por aclamación de los suyos. Al menos yo, no tengo la menor duda acerca de lo que ocurrirá este lunes con la decisión del presidente Sánchez.
Si me equivoco tocarán disculpas.
Pedro M. San Ginés Gutiérrez es senador por la Comunidad Autónoma de Canarias