Hace casi diez años el caso ‘Montecarlo’ provocó el cese de José Montelongo al frente del ayuntamiento de la capital conejera. La celebración del juicio ha devuelto el manido caso en estas semanas a las portadas de los medios de comunicación. En mayo de 2016 le llegó el turno para dirigir Arrecife a Eva De Anta. Desde aquellos días los vecinos de la Calle La Santa María han visto como su vida se complicaba enormemente por los hongos en los almendros indios que, en sus mejores momentos, iluminaban la entrada de sus viviendas.
Resulta curioso conocer que el almendro indio (también conocido como almendro malabar, almendro de los trópicos, almendrón, falso kamani o egombegombe o Terminalia Catappa) tiene extensos usos medicinales por sus principios activos merced a sus flavonoides, taninos, saponinas y fitosteroles, además de poseer propiedades sedativas y gran cantidad de antioxidantes. Este árbol asiático produce una almendra comestible que se puede ingerir cruda o tostada y que, además, se ha utilizado durante años en la India para teñir telas. Otra de sus virtudes es que tiene unas hojas ideales para su uso en acuarios por sus numerosas propiedades como acondicionador del agua, ayudan a eliminar las sustancias tóxicas del agua pero, visto lo visto, caen fácilmente en las manos de los citados hongos.
Ni Eva De Anta ni ningún otro dirigente de Arrecife ha sido capaz de solucionar un problema que dura ya una pequeña eternidad en el día a día de los vecinos, rozando los ocho años de condena.
Desde que se plantaron estos cinco árboles en este barrio de Titerroy la plaga de cochinilla sigue causando muchos problemas, incluso de salud, a los vecinos, que no pueden ni abrir las ventanas y siguen preguntándose como un árbol tan bonito y con almendras comestibles puede amargarles tanto la existencia. Quizás el consistorio capitalino debiera mirar hacia el Caribe para aprender a cuidarlos pues en aquellos lares su cultivo, en la actualidad, está muy popularizado y es muy apreciado por sus propiedades.
Los vecinos están cansados de esperar soluciones por parte del ayuntamiento. Se han podado y fumigado pero, tras casi dos lustros, ni la presencia cercana de un colegio ha motivado una actuación contundente con los hongos que siguen venciendo en una batalla que ya dura demasiado.