El nombramiento de los exministros Héctor Gómez y Miquel Iceta respectivamente como nuevos representantes permanentes de España ante la ONU en Nueva York y ante la UNESCO ha generado malestar entre los diplomáticos, que lamentan la falta de trayectoria internacional de ambos para ostentar estos puestos que requieren un perfil técnico y advierten del impacto que para la imagen de España puede tener que políticos copen este tipo de destinos.
En un comunicado, la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), que aglutina a cerca del 70% de los miembros de la Carrera Diplomática, ha manifestado «su preocupación y su disconformidad» con ambos nombramientos, acordados en el Consejo de Ministros de este martes a propuesta del titular de Exteriores, José Manuel Albares.
Aunque la junta directiva de la ADE reconoce «la competencia y la discrecionalidad del Gobierno en materia de nombramiento de titulares de Embajadas», como en ocasiones anteriores en las que se han producido estas designaciones ha vuelto a dejar claro que sus miembros son «contrarios» a que se nombre como embajadores a políticos que no pertenecen a la Carrera Diplomática.
«Resulta particularmente inquietante que estos nombramientos se hayan producido» para encabezar la representación de España ante la ONU y la UNESCO, «dos puestos especialmente técnicos y sensibles, sobre todo en la actual coyuntura geopolítica, a los que tradicionalmente acceden diplomáticos de contrastada valía profesional en el ámbito de las relaciones internacionales y, especialmente, en el complejo mundo de la diplomacia multilateral».
La ADE ha llamado la atención de que con estos dos nombramientos ya son cuatro las embajadas ante organismos internacionales en manos de embajadores políticos, «sin trayectoria internacional relevante alguna, con la merma para la imagen del país que eso supone, especialmente con nombramientos que afectan simultáneamente a
varias organizaciones internacionales».
Además de la UNESCO, que ya ocupaba exministro de Cultura José Manuel Rodríguez Uribes, y ahora la representación ante la ONU en Nueva York, la exministra Carmen Montón es la representante ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, mientras que el exdirigente socialista Manuel Escudero Zamora está en la OCDE. A estos hay que sumar a la exministra Isabel Celáa, embajadora ante la Santa Sede, y a Ángel Martín Peccis en Cuba.
En las embajadas «se gestionan asuntos de enorme importancia para los intereses de España y sus ciudadanos en el exterior, por lo que su dirección no debería ser encomendada a personas que carecen de la
formación y experiencia profesional en el trabajo diplomático», defiende el comunicado.
Los diplomáticos, que recuerda son funcionarios, cuentan con «la formación técnica, la experiencia acumulada y la competencia profesional necesarias para tratar estos asuntos y para desempeñar las jefaturas de Misión Diplomática con total eficacia y con plena lealtad al Gobierno de turno en defensa de los intereses de España y de nuestros conciudadanos».
Así las cosas, la ADE ha confiado en que «en aras del interés general, para los futuros nombramientos de embajadores se vuelva a confiar esta importante responsabilidad exclusivamente en miembros de la Carrera Diplomática».
Varios diplomáticos con los que ha hablado Europa Press han reconocido malestar por estos últimos nombramientos. En particular, más que la designación de Iceta como embajador ante la UNESCO, donde será el tercer político en ocupar el puesto en cinco años, no se entiende la de Héctor Gómez como embajador ante la ONU, uno de los puestos más cotizados y de los destinos de mayor nivel en el escalafón.
Nunca hasta ahora un político había ocupado este puesto, que los diplomáticos reconocen que es muy técnico y que requiere vastos conocimientos sobre política internacional. Lo más parecido es el caso de Jorge Moragas quien fue designado para este cargo tras haber sido jefe de gabinete del presidente Mariano Rajoy. Sin embargo, Moragas es diplomático de carrera y, de hecho, actualmente está destinado en Tanzania.
En general, los diplomáticos no son partidarios de que los políticos sean nombrados embajadores y más para «pagar favores políticos», como apunta uno de los consultados, pero en este caso lo que ha generado más preocupación es el perfil del propio Héctor Gómez, quien además haber sido ministro de Industria, Comercio y Turismo desde marzo pasado fue anteriormente durante apenas un año portavoz del PSOE en el Congreso y previamente portavoz ante la Comisión de Exteriores.
Así, otro diplomático reconoce que la designación de Iceta para la UNESCO puede parecer más lógica, dado el puesto que ha ocupado, en el caso de Gómez quizá habría tenido más sentido nombrarle para una plaza en la que la cuestión comercial tuviera un mayor peso o por ejemplo como embajador ante la OCDE, puesto que ocupa el también político socialista Manuel María Escudero.
Cabe recordar que Albares había señalado en el inicio de su andadura como ministro que quería apostar por una «cierta especialización» de los embajadores, «especialmente en países muy relevantes en la medida de lo posible». «Es importante que hablen el idioma del destino, que tengan experiencia previa en el país y la región», esgrimió.
Estas afirmaciones vinieron motivadas por la marcha atrás en la solicitud de plácet para ser embajador en Rusia de Camilo Villarino, quien había sido jefe de gabinete de la ministra Arancha González Laya y quien, como ella, fue investigado en relación con la acogida en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.
Agencias EP